viernes, 30 de noviembre de 2007

CONCEPTOS ELEMENTALES DEL MATERIALISMO HISTÓRICO

Correspondencia y no correspondencia entre las fuerzas productivas y relaciones de producción.

El Marxismo sostiene que las fuerzas productivas y las relaciones de producción se desarrollan en una forma desigual. En general, el desarrollo de las fuerzas productivas es una constante. Por el contrario, las relaciones de producción no cambian cada día, y tienden, por lo tanto, a quedar retrazadas en cuanto al desarrollo de las fuerzas productivas. Poco a poco se va produciendo una no correspondencia, las relaciones de producción empiezan a ser inadecuadas para la expansión de las fuerzas productivas, comienzan a obstaculizar, a frenar su desarrollo. Un ejemplo de esta no correspondencia es el sistema capitalista monopolista, en el que las fuerzas productivas que han alcanzado un alto grado de socialización, se ven frenadas por el carácter privado de las relaciones de propiedad.
Por otra parte, el desarrollo de las fuerzas productivas se ve favorecido y estimulado cuando las relaciones sociales de producción corresponden al grado de desarrollo de las fuerzas productivas. Esta es la llamada LEY DE CORRESPONENCIA, entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción.
Fuerzas productivas y relaciones de producción
Por fuerzas productivas entiende Marx, en primer lugar, la materia objeto de transformación, (materia bruta si no ha sido previamente manipulada, y materia prima si es artificial o ha sido previamente manipulada) a partir de la que se espera obtener un producto determinado. En segundo lugar, la actividad del trabajador, su capacidad de trabajo, que es denominada fuerza de trabajo, y que alcanza un determinado grado de desarrollo en una formación social determinada (como simple fuerza física, o como habilidad técnica o intelectual). En tercer lugar, los medios para realizar el trabajo (útiles, herramientas, máquinas, etc.) necesarios para obtener los productos deseados.
Los seres humanos, en cuanto agentes del proceso de producción, entran en determinadas relaciones para poder llevar a cabo la producción de los bienes deseados, denominadas relaciones de producción. Estas relaciones pueden tener un carácter técnico o social. Las relaciones técnicas de producción derivan de la relación existente entre el agente productivo y el control que posee sobre los medios de trabajo y sobre el proceso de trabajo en general. Las relaciones sociales de producción derivan de la clasificación que podemos establecer entre los agentes que participan en el proceso de producción en cuanto a la propiedad o no de los medios de producción, es decir, si son propietarios o no son propietarios de los medios de producción. En este sentido, se pueden establecer relaciones sociales de colaboración (si todos son propietarios de los medios de producción, en cuyo caso ningún sector de la sociedad vive de la explotación de otro), o relaciones de explotación, de exclusión, de dominación (si unos son propietarios de los medios de producción y otros no). En este último caso la relación de dominación es una relación explotador-explotado, en la medida en que los propietarios de los medios de producción viven del trabajo de los no propietarios. Para Marx, esta relación de explotación es la típica de las sociedades clasistas: la sociedad esclavista, la feudal y la capitalista.
Funciones del Estado.
El Estado tiene una doble función, técnico-administrativa y de dominación política, esta ultima es la que viene a definir al estado sobre determinando la función técnico administrativa es decir, orientándola, poniéndola al servicio de la función de dominación política. En líneas generales a sido el estado quien vela o coloca las determinadas condiciones Políticas Administrativas.
La superestructura jurídico-política está formada por el conjunto de normas, leyes, instituciones y formas de poder político que, condicionadas por la estructura productiva, ordenan y controlan el funcionamiento de la actividad productiva de los ciudadanos. Las formas del Estado no son, pues, la realización del Espíritu Absoluto, sino los instrumentos a través de los cuales las clases dominantes ejercen su poder sobre las clases sometidas. Lejos de convertirse en los garantes de la realización humana y la libertad de los individuos, como pensaba Hegel, se convierten en agentes de represión y sometimiento, de alineación y esclavitud, en función de las exigencias de las relaciones de producción, de las que derivan y a las que sirven.
El primer uso del término "ideología" se atribuye al conde Destutt de Tracy, a finales del siglo XVIII, con el significado de "estudio de las ideas", aunque pronto adquirió una connotación peyorativa. En Marx, el término es usado con el significado de "falsa conciencia", y lo aplica a los sistemas filosóficos, jurídicos, políticos y religiosos, en la medida en que considera que no se basan en la realidad, sino en ilusiones sobre la realidad. Las ideologías no sólo desvirtúan la realidad, sino que se presentan también como sistemas de justificación de la misma realidad que desvirtúan. La superestructura ideológica la constituyen, pues, el conjunto de las ideas, creencias, costumbres, etc., plasmadas en las formas ideológicas de la cultura, la religión, la filosofía, etc., con las que se justifica la "naturalidad" y "legitimidad" del modo de producción del que derivan y cuya realidad social enmascaran.
Revolución social.

A medida que se desarrollan las contradicciones de la sociedad, la lucha de clase adquiere un carácter mas agudo, hasta que llega un momento en que las clases oprimidas logran apoderarse del poder político y empiezan a destruir las antiguas relaciones de producción.
Este proceso consciente y violento de la destrucción de las antiguas relaciones de producción y, por lo tanto, de las clases sociales que son sus portadores, es lo que el marxismo denomino REVOLUCIÓN SOCIAL, que no es mas que el despertar de los pueblos oprimidos, de ver como se les explota para producir y solo una minoría obtiene beneficios.

A cada formación social le corresponderá un determinado modo de producir socialmente los bienes necesarios para la existencia, un determinado modo de producción, es decir, una determinada estructura productiva, compuesta por el conjunto de los elementos relacionados con la producción material de la existencia, que constituyen la base sobre la que se asientan, y de la que derivan, el conjunto de elementos jurídico-políticos e ideológicos, que forman la superestructura de dicha formación social.
El modo de producción es el resultado de la síntesis de tres elementos estructurales: la estructura económica, la superestructura jurídico-política y la superestructura ideológica. En el modo de producción podemos distinguir, pues, una estructura con dos elementos constitutivos: las fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre los que se da un mutuo condicionamiento; y una superestructura en la que se pueden distinguir dos niveles: la superestructura jurídico-política, constituida por los instrumentos de control sociales y políticos correspondientes a las relaciones sociales de producción; y la superestructura ideológica, por la que se justifica el orden establecido mediante una falsa conciencia que enmascara la verdadera realidad. Ambas superestructuras están condicionadas por la estructura económica de la sociedad.
Las relaciones de producción favorecen inicialmente el desarrollo de las fuerzas productivas; pero a medida que las fuerzas productivas se van desarrollando, terminan por entrar en contradicción con las relaciones de producción existentes, convirtiéndose éstas en una traba para el desarrollo de aquellas, lo que provoca una revolución social, que concluye en la sustitución de las viejas relaciones de producción por otras nuevas, adecuadas al grado de desarrollo de las fuerzas productivas. Tales contradicciones, y la resolución de las mismas, determinadas por procesos estrictamente materiales, constituyen el elemento configurador de la sociedad y el motor de la historia.
La superestructura jurídico-política e ideológica está condicionada por la estructura económica. Ello se ha entendido, a veces, como un determinismo puro en una sola dirección, que no deja ninguna opción a la posible acción de la superestructura sobre la estructura. Si esto fuera así, no se comprendería el papel de la lucha social y del combate político e ideológico entablado por Marx y Engels contra el modo de producción capitalista, ni sus reiteradas llamadas a una revolución social: tal revolución sería inevitable, según la dialéctica de la historia, hubiera o no movimiento obrero, por lo que la lucha social sería innecesaria e inútil. Engels declaró al respecto que habían tenido que subrayar el papel determinante de la estructura económica para enfrentarse a sus adversarios, por lo que otros aspectos de la interacción humana fueron dejados de lado. Pero tampoco fue mucho más explícito respecto a las características de la acción de la superestructura sobre la estructura económica.
No obstante, sus referencias a la lucha de clases parecen sugerir que es éste el terreno en el que dicha interacción puede tener lugar. Las clases sociales derivan de la división social del trabajo impuesta por la estructura económica, y en función de tal división participan distintamente del conjunto de derechos, creencias y formas de organización política de la sociedad, objetivándose en ellas, pues, tanto la estructura económica como las superestructuras jurídico-política e ideológica. En la lucha de clases encontraríamos, así, el terreno propicio para tal interacción. En el capitalismo, pese a que Marx reconoce la existencia de otras clases sociales, la lucha de clases se da entre la burguesía y el proletariado. Ahora bien, el proletariado está sometido a los elementos ideológicos, no teniendo, pues, conciencia de su situación real. El desarrollo de una conciencia de clase le librará del dominio de la ideología y le llevará a reivindicar el fin de la alineación y de la explotación en el trabajo.

El papel de los hombres y de las mujeres en la historia según la teoría marxista.

La concepción materialista de la historia la resume Marx, con estas palabras, en un breve párrafo de la "Contribución a la crítica de la economía política":
"En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias e independientes de su voluntad, en relaciones de producción que corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones constituye la estructura económica de la sociedad, o sea, la base real sobre la cual se alza una superestructura jurídica y política y a la cual corresponden formas determinadas de la conciencia social. En general, el modo de producción de la vida material condiciona el proceso social, político y espiritual de la vida. No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino al contrario, su ser social es el que determina su conciencia. En un determinado estadio de su desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, por usar la equivalente expresión jurídica, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo que eran las fuerzas productivas, esas relaciones se convierten en trabas de las mismas. Empieza entonces una época de revolución social."
Hasta entonces se había creído que la forma en que se organizaba la producción dependía exclusivamente de la voluntad de los seres humanos, al igual que las formas de organización social y política y, por supuesto, de la conciencia. Marx afirma lo contrario: las relaciones de producción son independientes de la voluntad de los seres humanos, y el modo en que los seres humanos producen la vida material "condiciona el proceso social, político y espiritual de la vida".
Para garantizar su supervivencia, el ser humano ha de conseguir los medios de subsistencia mediante el trabajo, mediante una actividad productiva. Pero el ser humano tiene una existencia social, por lo que su actividad productiva no constituye un acto aislado, sino un acto social, por el que entra en relación con otros seres humanos. Ahora bien, estas relaciones se caracterizan no sólo son por ser necesarias para producir los medios de subsistencia, sino también por ser independientes de la voluntad de quienes entran en relación, estando determinadas por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas materiales: la actividad humana (o fuerza de trabajo) y los medios de trabajo (utensilios, herramientas, máquinas, etc.). Las relaciones que se establecen en este proceso son llamadas por Marx relaciones de producción, y constituyen la estructura económica de la sociedad, la base sobre la que se asientan los elementos jurídicos y políticos, así como las formas de la conciencia social.
El conjunto de los elementos relacionados con la producción, así como los elementos socio-políticos e ideológicos, es decir, el conjunto de los elementos que forman parte de una sociedad, en un momento determinado de su desarrollo histórico, constituyen una determinada formación social, una totalidad social concreta históricamente determinada.

Primera Parte. La Estructura Social
Capítulo I. La Producción. Partiendo de la base de que para el marxismo la comprensión última de los procesos históricos debe buscarse en la forma en que los hombres producen los medios materiales, la autora define en forma elemental lo que se entiende por proceso de trabajo, la diferencia entre proceso de trabajo y de producción, y la división del trabajo.
Capítulo II. Relaciones de Producción. Distingue entre relaciones técnicas y sociales de producción. Señala cómo el proceso de producción tiende a reproducir estas relaciones que no son simplemente relaciones humanas, ya que se establecen independientemente de la voluntad de los hombres. Los medios de trabajo determinan la forma en que se produce.
Capítulo III. Las Fuerzas Productivas. Son determinantes en última instancia de las relaciones de producción aunque sean estas últimas las que determinen el ritmo y naturaleza de su desarrollo. la misma ciencia depende de la forma en que una determinada sociedad produce sus bienes materiales.
Capítulo IV. La Estructura Económica de la Sociedad. Analizando el concepto marxista de estructura, al que se califica esencialmente de proceso, se define la estructura económica como el conjunto de relaciones de producción.
Capítulo V. Infraestructura y Superestructura. La noción de superestructura (con la que el marxismo designa dos niveles de la sociedad: la jurídico-política y la ideológica) se designa una noción problemática que no ha sido estudiada en forma acabada por los marxistas. Cita a Stalin, para quien el lenguaje es un fenómeno que no pertenece a la base (infraestructura) ni a la superestructura. Cita a su maestro Althusser, para quien la ciencia no puede ser colocada bajo la categoría de superestructura. Si el concepto de superestructura no da cuenta de todos los fenómenos extraeconómicos se plantea un problema teórico que el marxismo debe resolver. Se esfuerza por mostrar que Marx y Engels nunca redujeron la superestructura a la estructura y cómo aquélla tiene una relativa autonomía y sus propias leyes de funcionamiento. Desgraciadamente ni Marx ni Engels pudieron desarrollar de una manera sistemática y profunda el problema del determinismo específico del marxismo.
Capítulo VI. Estructura Ideológica. Es el tercer nivel (además del económico -infraestructura- y del jurídico-político) que existe en toda sociedad: es como el cemento que asegura la cohesión del edificio. Su contenido son las ideologías y las costumbres. No son representaciones objetivas, científicas, del mundo, sino representaciones llenas de elementos imaginarios que más que describir una realidad expresan deseos, esperanzas, nostalgias. Son mentiras piadosas que en el caso de las clases sociales permiten la explotación. Sólo son inteligibles a través de su estructura. Para que la ideología obrera espontánea llegue a transformarse hasta el punto de ser liberada de la ideología burguesa es necesario que reciba del exterior el socorro de la ciencia. La deformación de las ideologías se explica también por el carácter estructural de toda la sociedad. Lo ideológico no puede reducirse sin más a lo económico. Tiene su contenido propio y sus propias leyes de funcionamiento y desarrollo. No existe una determinación directa, mecánica, de la economía, sino una determinación compleja, estructural. Esto no es obstáculo para que a continuación se afirme que las condiciones económicas crean las condiciones materiales objetivas; pero estas condiciones, no crean nada directamente.
Capítulo VII. Estructura jurídico-política. La principal es el Estado, que no es más que un instrumento de opresión de las clases dominantes sobre las oprimidas. Tiene una doble función: técnico administrativa y de dominación política. Esta es la que define propiamente al Estado. Se extingue a medida que se avanza hacia el comunismo: el gobierno sobre las personas se transforma en la administración de cosas y la dirección de los procesos de producción. El proletariado revolucionario tiene necesidad de destruir el aparato del Estado burgués y crear un nuevo tipo de Estado: la dictadura del proletariado, que es democracia para la mayoría y dictadura para la minoría, no siempre corresponde el poder económico con el poder político.
Capítulo VIII. Modo de producción, formación social y coyuntura política. El modo de producción es el concepto teórico que permite concebir la totalidad social como una estructura dominante en la que el nivel económico es determinante en última instancia (la estructura dominante define la totalidad marxista como un todo complejo que posee la unidad de una estructura articulada, en la que existe un elemento que desempeña el papel dominante y otros que le están subordinados..., siendo el nivel económico el que determina en última instancia el elemento de la estructura social que desempeñará el papel dominante). Define la formación social como una totalidad social concreta históricamente determinada, y la coyuntura política como el momento actual de la lucha de clases en una formación social o sistema de formaciones sociales.
Segunda Parte. Las Clases Sociales.
Capítulo IX. Las Clases Sociales. En esta segunda parte se estudian los efectos que las estructuras sociales producen sobre los individuos, y la forma en que ellos pueden modificar estas estructuras. Marx no descubre las clases ni la lucha de clases. La aportación del marxismo consiste, en este punto, en establecer la relación entre clases sociales y medios de producción.
Marx habla de tres clases, para concluir afirmando que las clases sociales no son los sujetos creadores de las estructuras sociales, sino los portadores de determinadas estructuras, los actores de un drama que no han construido. Las clases sociales son los efectos de la estructura social global sobre los individuos que participan de una u otra manera en la producción social.
Capítulo X. La Lucha de Clases. Se define la lucha de clases como el enfrentamiento que se produce entre dos clases antagónicas cuando éstas luchan por sus intereses de clases. Se estudian las diferentes formas de lucha de clases: económica, política, ideológica, y los distintos tipos en que pueden producirse: legales e ilegales, pacíficas y violentas; así como la actitud del partido, la estrategia y la táctica. Termina con un análisis de las condiciones objetivas y sub objetivas de la revolución social a la que se califica de aspecto cumbre de la lucha de clases.
Tercera Parte. La teoría marxista de la Historia.
Se propone en esta tercera parte señalar en forma científica la originalidad de Marx con respecto a la teoría de la Historia.
Capítulo XI. La teoría marxista de la Historia. La concepción hegeliana de la historia y las características del tiempo histórico hegeliano: continuidad homogénea y contemporaneidad. La originalidad de Marx no se reduce a la inversión de la concepción hegeliana. Ya no se trata de una temporalidad histórica lineal, homogénea, de tipo hegeliano, sino de ciertas estructuras específicas de historicidad. Estas estructuras específicas de historicidad son los diferentes modos de producción fundados, en última instancia, en un determinado modo de producción de bienes materiales. La teoría marxista de la Historia es, por lo tanto, un estudio científico de la sucesión discontinua de los diferentes modos de producción, que deberá ser puesta al servicio del estudio de realidades concretas. Apoyándose en Marx, distingue en el materialismo histórico una Teoría general, o cuerpo de conceptos empleados en el estudio diferencial de cada modo de producción, y teorías regionales de los diferentes modos de producción (esclavista, feudal, capitalista, socialista, etc.), y de la transición de un modo de producción a otro. Por ej., para situar la teoría de la dictadura del proletariado se debe señalar que no pertenece a la teoría general del materialismo histórico, sino a una teoría regional: la teoría de la transición del modo de producción capitalista al modo de producción socialista, y más precisamente a la sub región de la instancia jurídico-política de esta etapa de transición. Siguiendo a Althusser, distingue dos niveles de «realización» del materialismo histórico: el nivel de la formación social (estructura históricamente determinada que mantiene una identidad a través de sus transformaciones) y el nivel de la coyuntura política o momento actual de dicha estructura social. Una vez más insiste en que «la teoría marxista nace para transformar el mundo y, por lo tanto, su verdadera realización final es su utilización en la práctica política verdaderamente revolucionaria. El carácter científico del materialismo histórico se opone al dogmatismo y al revisionismo. Después de citar a Marx, Engels y Lenin, resume su posición con palabras de Althusser: esta defensa y este desarrollo de la ciencia marxista suponen, a la vez, la mayor firmeza contra todos los que quieren retraernos más acá de los principios científicos de Marx, así como una verdadera libertad de crítica y de investigación científica ejercida sobre la base de los principios teóricos de Marx por aquellos que pueden y quieren ir más allá, libertad indispensable para la vida de la ciencia marxista y de cualquier otra ciencia». En su apoyo cita también un texto de Mao Tse-Tung: Las fórmulas dogmáticas, vacías y secas, destruyen nuestras posibilidades creadoras, y no solamente a ellas, sino al marxismo mismo. El marxismo dogmático no es en absoluto marxismo, sino antimarxismo.
Son los hombres los que hacen la historia, pero la hacen en condiciones bien determinadas, es la lucha de estas clases y no la acción de los individuos aislados lo que determina la marcha de la Historia.

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